Entre el hambre y el CoViD: la desobediencia consciente
Por Alberto Cruzalegui
La desobediencia consciente a la cuarentena por parte de algunos sectores de la población ya ha empezado: grupos de personas que llegaron a Lima para conseguir trabajo y llevar una mejor vida, ahora están sin trabajo y sin poder pagar el lugar donde viven. Ojo, ellos llegaron mucho antes de empezar la pandemia y no es que se quedaron porque les agarró la cuarentena; esa ola ya pasó. Por esta razón estas personas prefieren volver a sus lugares de origen, aunque sea caminando y desobedeciendo la inmovilización social. Por otro lado, los ambulantes de La Parada y otros mercados, hasta aquellos que venden cargadores de celulares, bolsas reutilizables o cualquier cosa que no sea alimentos, han decidido salir a enfrentar a la policía o a los municipales porque la alternativa de no tener dinero para comprar comida es peor. Por último, en Puerto Nuevo, Callao, todo un barrio asaltó a disparos a una camioneta del Gobierno Regional que estaba llevando víveres para repartir entre las familias más pobres. Lo mismo sucedió ayer en Piura.
A pesar de estar en cuarentena e inmovilización social con toque de queda, el promedio de casos nuevos diarios se ha elevado a 1,080 por día. A este paso la curva no se aplana ni con caterpilar y para el domingo estaremos en unos 26,000 casos y unos 800 fallecidos.
Y esta situación coge al Gobierno del Presidente Vizcarra en el peor día: el día en que tiene que admitir que se le acabaron las camas de UCIs en Lima (y en muchas otras ciudades del país) y en que debe admitir que la compra de las mascarillas para el personal de salud fracasó por culpa de la empresa intermediaria.
La elección es clara: sobre el hambre y falta de ingresos de las personas todavía hay medidas que se pueden tomar. Sobre los respiradores, no hay salida en el cortísimo plazo, tomará unas cuantas semanas por lo que no queda otra opción que mantener la cuarentena, pero con algunas medidas complementarias.
1. En una comunicación anterior mencioné algunas propuestas para poder facilitar el trabajo desde casa y el e-commerce:
a. Urgente incrementar el internet de hogares a nivel nacional y el ancho de banda para las empresas. Cerrar pronto la brecha digital. Dentro de este tema: ¿para cuándo la Red Dorsal de Fibra Óptica? ¡Estamos esperando desde el 2015! Tres años demoraron entre contratos y las famosas adendas. ¿No se puede dar una Ley de Emergencia?
b. Crear un sistema permanente de asesoría a distancia para los pequeños y micro empresarios, para que pueda abrir espacios de comercio digital de su bienes y servicios, en las plataformas existentes como en otras nuevas que se puedan abrir de manera especializada. Plataformas como Mercado Libre, Linio, OLX, Market Place, etc. deben replicarse, pero ahora por rubros especializados.
c. Fomentar el uso intensivo del dinero electrónico en todas sus formas, reduciendo el uso de las tarjetas de crédito para el gasto en hogares.
d. Un sistema de distribución y reparto de alimentos y artículos de primera necesidad a domicilio supervisado por DIGESA del MINSA, tanto en el origen (para el caso de alimentos, sobre todo) como en el transporte, a través de protocolos y supervisiones a las empresas. La versión informal que hoy existe es muy peligrosa.
e. Debemos adoptar la propuesta de Google y Apple, que están promoviendo el uso de un aplicativo que detecta los pacientes contagiados con los que, sin darnos cuenta, hemos tenido contacto peligroso en el día. Un aplicativo como este serviría, sobre todo, para alertar a las autoridades de salud y puede ahorrar mucho en personal, uso de pruebas, tiempo y dinero.
f. Avanzar todo lo posible en el Expediente Judicial Electrónico y en la Carpeta Fiscal Electrónica.
2. El monto destinado por el MEF al impulso de las medianas, pequeñas y microempresas, para distribuir a través de los bancos y con garantía del Estado, proponemos que se revise la posibilidad que hacerse a través de la modalidad de “Créditos Solidarios” para ayudar a que el efecto sea el de un fondo revolvente y dinámico. Esta modalidad ya fue usada en los 80s y demostró tener un mucho menor índice de morosidad.
3. A esta lista agrego la necesidad de un convenio inmediato con la Iglesia Católica para asegurar que:
a. La distribución de ayuda en dinero, comida o medicinas, a las familias más necesitadas se haga a través de las Parroquias y con el sistema de Cáritas del Perú y los Cáritas locales. Ellos garantizan un camino más efectivo que el que ha logrado hacer el MIDIS.
b. Se puedan utilizar las casas de retiro, escuelas parroquiales, colegios, etc. para poder atender las cuarentenas de las personas que retornan a sus pueblos. Y, de ser posible, las congregaciones religiosas puedan colaborar en la atención de estas personas.
c. Donde sea posible usar los locales parroquiales, botiquines, módulos de salud administrados por la Iglesia para tomar pruebas rápidas de descarte. Si eso requiere capacitar personal de la Iglesia, el MINSA puede hacerlo.
Por último agrego una propuesta que puede parecer controversial, pero creo que puede funcionar: establecer una tregua de 7 días de la cuarentena, solamente para el sector transporte de pasajeros. Cada empresa privada que desee participar se encarga de su propia seguridad contra el virus, pero en los pueblos todos los pasajeros son entregados sólo a los lugares de cuarentena autorizados y administrados por la Iglesia Católica. Esto seguro va a parecer peligroso, pero estoy seguro que lo será mucho menos que el desborde que se está produciendo con los éxodos desorganizados actuales. Luego de los 7 días de la tregua (y cada quien en su lugar) volver a cerrar las carreteras para el transporte de pasajeros.
Es un momento muy complicado, pero todavía hay fórmulas para ganar un tiempo que permita continuar trabajando en el sistema de salud. Esperamos que estas sencillas sugerencias se puedan sumar a otras que ya deben estar trabajando otros grupos interesados en apoyar.