Atrapado por las Bolas
Como la vacancia presidencial es, al día de hoy, una posibilidad real
Ante las nuevas revelaciones que involucran directamente al Presidente de la República los peruanos tenemos que tener los ojos bien abiertos de quién es quién.
Muchos peruanos han olvidado los días posteriores a la difusión del video Kouri-Montesinos. En medio del caos y descontrol, Alberto Fujimori huyó del país en noviembre de aquel año. Su descrédito era tal que el congreso no aceptó su renuncia por fax y lo vacaron por "incapacidad moral" (recordemos que ese congreso tenía una "mayoría" fujimorista). La figura de la incapacidad moral, hay que decirlo, es una sanción política antes que jurídica; en aquellos días Fujimori no tenía abierto ningún juicio penal. Bastó solamente el hecho de la huida abrupta, un desplante al país para que se diera este castigo. El hecho era evidente.
La historia viene a colación, diecisiete años después, con una coyuntura distinta. Mientras que en la década de los 90 la inestabilidad que el fujimorismo generaba en sus ansias de reelección partía al país en dos, hoy tenemos que la ineptitud del gobierno, y lo que es peor, del propio Presidente de la República, han puesto al país en una terrible encrucijada: la vacancia presidencial y por lo tanto la caída del gobierno de PPK.
La ironía de esta historia es que los verdugos son, en este caso, los representantes políticos de quienes huyeron por la puerta falsa en el año 2000 en medio de enormes escándalos de corrupción demostrada: el fujimorismo.
No es que hoy, diciembre del 2017, los fujimoristas hayan abrazado los principios de la decencia. Basta con recordar cuántos de los representantes de Fuerza Popular al congreso tienen actualmente procesos penales pendientes. Pero los peruanos de buena fe debemos comenzar a tener en la cabeza el siguiente axioma: el delito de mi rival no lava mi propio delito.
Hablemos directamente de PPK. Sabíamos de antemano que el señor Kuczynski no era precisamente una persona bisoña en los quehaceres del estado que datan desde 1968, por lo que estuvo involucrado muchas veces en la llamada "puerta giratoria" en donde un día puedes representar al estado y al siguiente a una gran empresa que tiene intereses con el mismo. En el cinismo generalizado que siempre han tenido las altas esferas del gobierno y empresa privada, la expresión "conflicto de interés" siempre ha sido letra muerta para todos. Y algún día esto tenía que explotar.
La corrupción que creíamos haber derrotado en las postrimerías del año 2000 no había muerto. Había encontrado un nuevo espacio en la incipiente democracia recuperada. Todos los ex presidentes y sus funcionarios de confianza han estado de una u otra forma involucrados en ello. Y Oderbrecht es solo la punta del iceberg. Nunca desde el año 2000, la clase política peruana ha estado tan desprestigiada como hoy. Es prácticamente imposible encontrar un referente de limpieza moral.
Los ciudadanos de a pie debemos de decir basta.
Los ciudadanos de a pie no debemos en estos momentos críticos arriar las banderas de la limpieza cuando hoy mas se necesitan.
Los ciudadanos de a pie debemos de construir nuevas alternativas y abandonar nuestra desidia por el interés público.
Los ciudadanos de a pie no debemos dejarnos vencer por la desilusión y el escepticismo de creer que todos somos iguales ante y en la corrupción.
Los ciudadanos de a pie debemos mantener la ilusión viva de que es posible construir un sueño peruano y que momentos de crisis como este se impregnen en la memoria colectiva para purgar lo peor de nosotros.
Solo así podremos encontrar una salida ante lo que parece ser un callejón sin salida de nuestra democracia.