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La calidad universitaria en la mira fujiaprista

Lucrar con la esperanza de los universitarios peruanos es un negocio muy rentable que se resiste a morir y Velásquez Quesquén se presta a defender esos intere$e$

Publicado: 2016-12-02

Solo como ejemplo: Perú tiene más universidades que España (83), un país de 46.77 millones de habitantes. Perú tiene más universidades per cápita que cualquier otro país sudamericano. Solo Brasil(*) nos supera con 197 universidades para sus 200.4 millones de habitantes. Perú tiene 140 universidades para apenas 30 millones de habitantes.

Con tantas universidades, nuestra educación superior debería ser la mejor de la región. Entonces ¿por qué los rankings internacionales nos regresan a la realidad cada año? 

Necesitamos reconocer algunos hechos: primero, que en el Perú la universidad es vista como un peldaño más para el ascenso social y no como lo que realmente es: una institución productora de conocimiento científico y centro de debate de ideas. En segundo lugar, en el Perú se concibe a la universidad como una suerte de centro de capacitación laboral. En tercer lugar, el tener estudios universitarios se ha convertido desde hace varias décadas no en una garantía de eficiencia profesional, como si en filtro de discriminación laboral. Empleados muy calificados sin grados universitarios son dejados de lado por profesionales que muchas veces no están a la altura de los cargos que tanto en el sector público y privado se ofrece.  

Por otro lado, desde la década de los 80 con el retorno de la democracia al país, han existido ya fuertes presiones para aumentar el número de instituciones universitarias a lo largo del país. Muchas veces, como prebendas políticas cuando se trataban de universidades públicas. Pero también estaban los intereses lucrativos que quieren aprovechar una demanda insatisfecha en el mercado. En ese contexto ya muchos intelectuales (como Luis Jaime Cisneros) levantaron la voz de alerta ante las presiones por levantar nuevas universidades que no terminaban por democratizar la educación, como si por empobrecerla. La lógica era muy sencilla: la excelencia no se reproduce con la abundancia de instituciones. Menos en un país del Tercer Mundo como el Perú.

La liberalización de la educación dada durante el régimen de Alberto Fujimori en los 90, dio inicio a la explosión de universidades particulares(**) como instituciones lucrativas (es importante anotar que previo a los 90, las universidades particulares eran solamente sociedades privadas sin objeto de lucro)

Aquí nos encontramos entonces en la situación insólita de tener mas universidades que un país del Primer Mundo como España (que tiene más habitantes). Como consecuencia de ello, tal como se predijo en los 80, la calidad no ha ido en ascenso, sino todo lo contrario.

Quienes debieron ser responsables para evitar una situación como esta, la Asamblea Nacional de Rectores (la cual tuvo como coincidencia en los 80 a Alberto Fujimori como su presidente), no hicieron nada para contener esta situación, en la que muchas veces cedieron su autoridad ante el evidente deterioro de la calidad educativa de estas nuevas universidades. Esta "autorregulación" no hizo más que reproducir un modelo precario de educación universitaria a través de, en muchos casos, licencias provisionales (46% funcionan de esa manera) de funcionamiento haciendo mas informal la constitución de las mismas.

Por ello el estado impuso una moratoria (que vence el próximo año, en diciembre) de creación de nuevas instituciones superiores y se puso sobre el tapete la cuestión de los estándares educativos mínimos que debía tener toda universidad peruana.

La nueva ley universitaria (que tiene casi dos años de existencia) se hizo con esa finalidad. Reemplazaba a la ANR por un organismo independiente y descentralizado como la SUNEDU (adscrita al MINEDU pero autónoma e independiente) para poder establecer márgenes mínimos de calidad que la autarquía y la precariedad habían canibalizado en función a intereses particulares. Ya el propio Tribunal Constitucional, en una sentencia del año 2008, señaló lo siguiente: “deberá disponerse la creación de una Superintendencia altamente especializada, objetivamente imparcial, y supervisada eficientemente por el Estado… encargada de evaluar a todas las universidades y filiales autorizadas por el CONAFU”.

Por ello, actualmente se está llevando un proceso de licenciamiento de las universidades peruanas para que garanticen las condiciones básicas de calidad para que puedan funcionar. Hoy en día se han licenciado solo 7, mientras que 74 están en proceso. Existen como 60 que aun no han pasado ningún control. Aparte que se han dado en este marco, los convenios de las universidades públicas con el CONCYTEC, convenios de gestión, un nuevo reglamento de infracciones y sanciones, asi como una serie de medidas preventivas contra evidentes situaciones de corrupción, han sido las políticas que ha ido implementando la SUNEDU.

Pero todo ello corre el riesgo de ser cortado desde el Congreso con la propuesta de ley del congresista aprista Velasquez Quesquén, que dejaría sin efecto todo lo avanzado por SUNEDU, devolviendo a los rectores la potestad de elegir al superintendente (que actualmente es nombrado por el poder ejecutivo, pero cuyos directivos son nombrados por concurso público) convirtiéndola en una nueva versión de la derogada ANR, donde el SUNEDU ya no estaría adscrita al MINEDU, quien perdería su capacidad rectora volviéndolo una entidad autónoma dentro del estado contrariando la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo que exige que toda entidad pública esté adscrito a un ministerio o a la PCM.

La intención es clara. El proyecto de ley N° 469/2016-CR tiene un escandaloso tufo a cabildeo de intereses de universidades particulares de dudosa calidad, que quieren seguir manteniendo el status quo anterior para poder seguir con la lógica del mayor lucro con menor inversión en la calidad de la universidad peruana. Situación en la cual perdemos todos al venderse un espejismo de profesionalidad donde no existe tal, en nombre de una suerte de lógica del "mercado" en donde se entiende al mismo como un espacio en donde la competencia debe estar por encima de cualquier intento de regulación. Es como plantearse una competencia deportiva sin ninguna regla. Lo cual es un absurdo desde cualquier punto de vista. Advertir este peligro en donde apristas y fujimoristas parecen coincidir una vez más, es demostración que lo último en lo que piensan los padres de la patria es en el bienestar educativo de su población.

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* Perú es el segundo país en Sudamérica con más universidades - http://peru21.pe/politica/peru-segundo-pais-sudamerica-mas-universidades-2164015?href=mwapp

** El número de universidades en el Perú se duplicó en solo 13 años - http://m.gestion.pe/movil/economia/numero-universidades-peru-se-duplico-solo-13-anos-2102202?href=mwapp



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